Una llama se enciende
y el corazón prende
en la oscuridad del ser.
Se ve lejos la cima
y la voluntad anda perdida.
Mi mente vacila
pero no intimida.
Nunca reconocerá
que siempre es vencida.
El fuego aumenta
y la mente se desprende.
La cima está cerca,
tras una nube se esconde.
Las ideas se desvanecen
dando paso a los sentimientos.
Pero no. ¡NO!
Suspiros y lágrimas deben apagar el fuego.
Déjalo. Ya se recuperará el corazón.
Eyenik Íñiguez 31/05/2010
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