domingo, 20 de noviembre de 2011

Las aves predicen el futuro

Ya huelo a sangre
y aún no te has ido.

 Ya mis ojos lloran

ácido negro y espeso
sobre el puente grisáceo y pétreo
que nos tendió una oportunidad.

 Aquellos patos

que peleaban por migas de pan
nuestro futuro predijeron,
pues bien que se alejaron al vernos
-abrazados al atardecer-
como quien huye del fuego.

 Debí entonces dudar de sus graznidos,

pues no eran otra cosa que gritos, lamentos;
debí dudar de los versos que me escribiste
durante esos dos meses en los que estuve en el infierno.

 Y ya olía a sangre entonces,

pero yo sólo deseaba lanzar suspiros,
suspiros de los que ahora huyen las aves,
suspiros, sólo suspiros.

 Y es que eso es todo:

ese olor a sangre, ese corazón partido,
esas aves que huyeron
y un triste amanecer sin sonidos.

 Eyenik (20/11/2011, a las 3.35h. de la madrugada)